18 de octubre de 2007

Habana, Betsen y su pasado

Fermín De La Calle (AS).










Los Habana llegaron a Suráfrica en 1871, cinco generaciones antes de que naciera Bryan. Es decir, el tatarabuelo del bisabuelo del ala springbok fue quien cogió la maleta y abandonó España. Más concretamente, Cataluña. Los Habana se asentaron en esa región durante varias generaciones y hoy en día aún se pueden localizar a algunos Habana en Cataluña. De allí se marcharon a Suráfrica y allí se asentaron en la zona central, en la provincia de Gauteng, cuya capital es Johanesburgo. Sin embargo, el pequeño Bryan nació en la localidad de Benoni, al este de la metrópoli. Bernie, el padre del jugador, siempre ha presumido de la sangre española, más concretamente, catalana, que corre por las venas a los Habana.

Bryan, de 14 años, jugaba bien al fútbol, pasión que le inculcó su padre. Soñaba con hacerlo algún día en Old Trafford, hasta que Bernie, ex jugador de rugby, consiguió dos entradas para presenciar en directo la final del Mundial 95 de rugby. Habana se enamoró de este deporte y cambió el balón redondo por el oval. Comenzó jugando de apertura, pero su velocidad invitó a situarlo como tres cuartos. Primero como centro y finalmente de ala.

Bryan es uno de los jugadores más veloces del rugby mundial (10.6 segundos en los 100 metros). Tanto que llegó a medirse a un guepardo en un acto benéfico para recaudar fondos y evitar la extinción de ese animal. Salió con 32 metros de ventaja, corrieron 100, pero el guepardo venció por tres metros.

Autor de 30 ensayos en 34 partidos, a Habana le conocen como el Capitán Marvel. El superhéroe surafricano ya ha igualado la plusmarca de ensayos en un Mundial de Lomu, ocho, y amenaza con batirlo en la final ante Inglaterra el sábado. El rugby ya tiene a su nuevo Lomu, un jugador con sangre española: Bryan Habana.


Hace 15 años aterrizó en Biarritz uno de los mejores flankers defensivos del mundo, Serge Betsen. Nacido en el corazón de África, (25-03-1974, Yaoundé, Camerún) llegó a la academia del CS Clichy para aprender los secretos del rugby, deporte perfecto para su potencia y versatilidad.











Tras formarse en el Clichy, fue fichado por el Biarritz Olympique, el equipo vasco-francés, uno de los más potentes del rugby galo y continental. Corría el año 1992. Serge se enamoró "perdidamente de la cultura y costumbres vascas". Algo que incluía su idioma, el euskera, que habla fluidamente. Betsen, tipo inquieto intelectualmente, ha buceado en la cultura vasca para conocer su música, que le recuerda a África por su percusión, su literatura y, por supuesto, "la comida vasca, un verdadero manjar de dioses". Serge se ha integrado perfectamente en la vida de Biarritz y sus vecinos lo consideran un vasco más. "Porque -como dice él socarronamente- los vascos nacemos donde nos da la gana".

1 comentario:

Miudiño dijo...

me encanta Habana, seguro que aporta su ensayo en la final