Puede que fuera por el contexto histórico que reinaba, quizá por creer injusta esa manera de proceder o, simplemente, por ver las cosas desde otra perspectiva. El hecho es que el detonante fue el Tercer Tiempo, un espacio que el Rugby ofrece para la concordia entre adversarios en un ambiente festivo.
Calle de Buenos Aires, 1935 (Antonio Pedone)
El caso que nos toca no fue una excepción. El Tercer Tiempo sirvió, gracias a ser un espacio de convivencia, para canalizar otra idea de organizar una Sociedad (en este caso deportiva), de entenderla más fortalecida si se la apuntala firmemente y si se amplían sus límites de arriba hacia abajo y de izquierda a derecha. Sin cohesión, convencimiento y unión no hay fuerza. Nadie perdió, nadie declaró la “guerra” a nadie, los jugadores del CASI deseaban llevar a cabo esa tarea, participar en la toma de decisiones y finalmente lo hicieron, evidentemente no en el lugar que les gustaría, pero terminaron participando de su propia idea. Cada parte defendió lo suyo, defendió su propia coherencia.
En las próximas líneas, dentro de una historia, sin duda, curiosa, quedará claro que el Rugby es algo más que un deporte y mucho más que resultados… Situémonos: Domingo, 14 de julio de 1935. CASI 3 – 9 Gimnasia y un Tercer Tiempo…
¿Qué ambiente se respiraba en el Club antes del partido?…
Desde principios de ese mismo año, Julio César Urien era el Presidente del CASI, mientras que José Boncaz hacía funciones de Secretario. Ambos mantenían abiertas diferencias con la plantilla… ¿Las causas? … los jugadores solían participar en la elección del titular de la Subcomisión de Deporte de la Entidad, pero ese año no fue así, ya que Urien designó, para el cargo, directamente al jugador Roberto Durrieu. Parece que eso pudo causar suspicacias en el seno de la plantilla. De todos modos, lo más importante, lo que simboliza esta historia es lo que viene a continuación.
En el tercer tiempo posterior al encuentro jugado frente al equipo de Gimnasia (los asistentes eran sólo hombres), se le cayó una copa en el pantalón a un invitado… quien se quitó la citada prenda. A continuación, Jorge “el francés”, de CASI, propuso solidarizarse con el invitado y, recordando la fecha en la que estaban (14 de Julio, día de la Toma de la Bastilla), hizo lo mismo, diciendo “Nosotros somos los sansculottes”. Jorge “el francés” fue, ipso facto, imitado por el resto de compañeros. Sin duda, esta situación añade un tinte cómico a la historia, y la convierte en una especie de Revolución rugbística, no francesa, sino argentina.
El suceso fue denunciado a la directiva del CASI por un socio ajeno a la sección de Rugby. La misma, una vez estudiado el caso, resolvió castigando a los jugadores asistentes a la comida con castigos que iban entre uno y dos años de suspensión, lo que suponía el castigo más fuerte hasta la fecha. No había precedentes.
Los jugadores, una vez conocida la noticia, buscaron solucionar el problema por la vía del diálogo. No negociaban el levantamiento de la pena, sino únicamente el derecho a poder entrenar y jugar, acatando, eso sí, el no asistir al sector social del Club.
Esta propuesta fue rechazada por el Club, lo que provocó la ruptura del diálogo. Muchos jugadores se negaron a jugar, pero otros, como Roberto Durrieu, el elegido por Urien para participar en la elección del titular de la Subcomisión de Deporte, lo siguieron haciendo. Aún así, CASI debió finalizar la temporada con un equipo plagado de juveniles, lo que provocó nueve derrotas consecutivas, algo inédito en el Club.
Se empezaron, a partir de este instante, a diseñar los cimientos de algo nuevo… por algo 1935 es, también, el del nacimiento del arquitecto Norman Foster y el del estreno de la película, inspirada en la obra de Dickens, “Historia de dos Ciudades”, también ambientada en la Revolución Francesa. En Breve, la continuación a esta singular “Historia de dos Clubes”…